A medida que la industria se conecta, la seguridad digital se desconecta. Cuanto más dispositivos en el IoT, más arquitecturas y tecnologías entren en juego, la ciberseguridad acabará siendo una cuestión de Estado o lo que es lo mismo, de comité de dirección.
Los datos nos avanzan que el 90% de las organizaciones apenas disponen de expertos en ciberseguridad, el 82% no actualiza los registros digitales que deben de proteger y el 55% dispone de un Centro de Operaciones de Ciberseguridad para detectar y contrarrestar ciberataques, según el informe Madurez Digital en Ciberseguridad de Minsait y SIA (2021).
Si la ciberseguridad es una tendencia, la ciberdelincuencia la acompaña y sigue en aumento. Si en España se produjeron 133.155 incidentes entre 2019 y 2020, en 2021 lejos de reducirse, los ciberataques en España han seguido incrementándose, un 26% respecto al año anterior según Deloitte.
Los ciberataques son nuestro enemigo a batir, y cuanto antes nos demos cuenta de ello, un nuevo futuro se abrirá ante nosotros.
Debemos de saber que la seguridad del dispositivo es lo más importante porque es el eslabón más débil de la cadena y por tanto, el más accesible. Y es que tenemos y debemos cambiar nuestra percepción de la realidad. La gran mayoría de los usuarios de IoT integran tecnologías emergentes y es una gran apuesta pero también una apuesta a ser vulnerables si no somos conscientes de que necesitamos protegernos.
Por ejemplo, el 5G por diseño aporta seguridad y privacidad, lo cual nos ayudará a estar protegidos aunque no será suficiente, tendremos que poner todos los medios disponibles para evitar los ataques desde todos los puntos de la cadena.
Según Microsoft en su encuesta «IoT Signals»: el 50%, aproximadamente, de empresas que han adoptado IoT están preocupados por la privacidad de datos, el 40% por la seguridad de la red y menos del 40% están preocupados por la seguridad del dispositivo.
“Según un informe reciente de Frost & Sullivan y de Ricoh, el 90% de las empresas a nivel mundial han sido vulneradas en los últimos 10 años. Un dato nada desdeñable.”
La seguridad cognitiva promete revolucionar la ciberseguridad porque aúna las tecnologías de redes neuronales, la Inteligencia Artificial y el Big Data (enlace artículo AI y Machine Learning) y las integra junto con las soluciones de seguridad convencionales.
La ciberseguridad será un trabajo de todos, de equipos y de esfuerzo transversal entre empresas. “Comunicarse y entenderse son operaciones que van más allá de lo intelectual”.