El Design Thinking es una metodología que aprovecha al máximo el “small data”. Ofrece datos orientados a lo cualitativo y aporta pequeños “insights” que nos ayudarán a descubrir oportunidades y convertirlas, en servicios o productos innovadores. Para ello, nunca debe faltar en un pensamiento de diseño estos cinco pasos: empatizar, definir, idear, prototipar y evaluar.
“El Design Thinking tiene la capacidad de potenciar la creatividad de las personas y así mejorar los procesos”. Y es que esta frase de Jeanne Liedtka en su artículo de 2018 «Why design thinking works» para Harvard Business Review es la clave.
Puestos en contexto, nos vamos a detener en la cuarta fase, prototipar.
Y más detenidamente en el prototipado industrial, ya que es una de las herramientas más extendidas antes de hacer realidad un producto. Es decir, las ideas se aterrizan y se convierten en tangibles para que puedan tocar y no quede en la imaginación del usuario. Consiste en reproducir el producto final que se pretende lanzar al mercado. Pero cuidado, no confundir prototipo con diseño. Y además, a veces, no se le da la importancia necesaria y a aquí está el punto clave para obtener un mejor producto porque se aprende mucho más rápido de los fallos porque se prueba y testea para que las modificaciones sean casi inmediatas.
“El Design Thinking tiene la capacidad de potenciar la creatividad de las personas y así mejorar los procesos”.
Para empresas que operan con metodologías ágiles, centradas en procesos innovadores o en el desarrollo de tecnologías, el prototipado es algo integrado que forma parte de su ADN.
Con el prototipado se buscan procesos cortos e iterativo con poco coste, para que a través del “feedback”, nos permitan ajustarnos cada vez más a la satisfacción de las necesidades y deseos de los usuarios.
“Fallar rápido para acertar lo antes posible” sería la frase resumen. Vemos que gracias al prototipado hacemos que la forma de trabajo sea la de ejecutar para pensar.
Existen muchas formas de prototipar, desde las más rápidas y sencillas hasta otras implican más coste y tiempo. La utilización de unas u otras dependerá del equipo y del proyecto en el que nos encontremos, pero básicamente, la idea principal es,
poder identificar fallos o defectos en esta fase y al mismo tiempo evaluar aspectos como la viabilidad de sus materiales, su utilidad o su funcionalidad antes de proceder a su validación y verificación definitiva.
Y de esto son conscientes en Wehl & Partner, la empresa de prototipos en la que nacerá tu producto gracias a las diferentes soluciones que ofrecen para que se haga realidad tu idea. “Todo comienza con una inspiración. Una nueva idea comienza a madurar. Una idea que comienza el camino hacia el éxito empieza a tomar forma”
También encontramos estudios acerca de cómo «pensar con las manos» ya que genera nuevos tipos de conexión en el cerebro que pueden inspirar nuevas ideas sobre las anteriores.
Y para ayudar a pensar, actualmente para la fabricación de prototipos se utiliza la impresión 3D. Pero ¡cuidado! Se debe tener en cuenta qué tecnología es la más adecuada. Cada uno cuenta con ventajas e inconvenientes, por lo que es necesario conocer el funcionamiento de cada uno y sus limitaciones para encontrar la más adecuada para cada necesidad.
Otro punto importante es que, inicialmente, la impresión tridimensional solo se utilizaba para la fabricación de prototipos. Ahora, también se utiliza como un método de fabricación más.
Desde luego estamos viendo un gran avance en la impresión 3D tanto para prototipos y fabricación. Incluso Ingenieros de la Universidad de Cambridge ya están trabajando en impresoras 3D inteligentes que puedan detectar rápidamente errores en diseños nunca vistos o materiales desconocidos, únicamente mediante el aprendiendo de las experiencias de otras máquinas.
Como decía Roger Van Oech, “No es posible resolver los problemas de hoy con las soluciones de ayer”
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